Hace 50 años, en Abril de 1960, un astrónomo llamado Frank Drake se sentó frente a un telescopio y empezó a recorrer el firmamento y a recopilar información en busca de una señal que le permitiese confirmar que había vida en algún lugar allá afuera. Desgraciadamente, su proyecto no duró mucho y al poco tiempo y desesperanzado lo abandonó con pocos o casi ningún resultado.
Pero sentó las bases de lo que se llamaría Search For ExtraTerrestrial Intelligence, el SETI, que cumple ahora su medio siglo de existencia, orgulloso por un lado por su aniversario pero sin haber sido capaz de aportar un sólo dato completamente fiable sobre si estamos solos o no en el universo. Aunque al principio contó con un presupuesto de muchísimos millones de dólares por parte del gobierno de los Estados Unidos, este fue disminuyendo progresivamente y hoy pocos se acuerdan, o saben, que hay un grupo de personas dedicadas a responder una sola pregunta: ¿Hay alguien ahí?
Hasta el momento se han descubierto más de 400 planetas orbitando en torno a estrellas que podrían albergar vida, así como se ha especulado que podría haberla en tantos otros lugares, a pesar de que sus características sean un poco más adversas. El principal problema parece ser si estamos buscando realmente en el lugar adecuado y sobre todo en el tiempo adecuado, como apuntan en el Wall Street Journal, si una civilización extraterrestre hubiese pasado por la tierra hace 50 millones de años ¿quedaría algún rastro fiable de ello?
El universo es tan tremendamente grande y tan tremendamente longevo, que a lo mejor el problema no es el ‘¿Dónde?‘ sino el ‘¿Cuándo?‘ y el ‘¿Cómo?‘. Supongo también que habrá un montón de teorías y aproximaciones al tema que a mí se me escapan desde mi punto de vista de simple aficionado a la astronomía y al tema, pero no deja de ser sorprendente cómo a veces debemos recordarnos lo increíblemente insignificantes que somos dentro del espacio y sobre todo dentro del tiempo.
Aparte está, desde luego, el aspecto o las características que podría tener esta forma de vida extraterrestre. Porque si Hollywood nos tiene acostumbrados a seres delgados con ojos enormes, hace poco unos estudios desvelaban que de haber vida en unas lunas de Saturno, Titán, al estar basada en metano, y no en agua, esta olería tan mal y sería tan explosiva que dificílmente podríamos aguantar estar al lado de ella.
Ayer comentaba medio en broma que un sable láser es unos de los descubrimientos que me gustaría ver en los próximos años, la certeza de que hay vida extraterrestre, sobre todo si es inteligente, tampoco me desagradaría. Sería un bombazo a nivel científico sin precedentes, que haría cuestionarse a la humanidad, no sólo cuestiones físicas, químicas, o biológicas, sino que se adentraría en el terreno de la ética, la filosofía o la religión y abriría un mundo de comparaciones, descubrimientos y posibilidades que resulta difícil imaginar.
Fuente: alt1040
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