sábado, 20 de marzo de 2010

Convirtiendo la basura en etanol

Las investigaciones en torno al uso y obtención de energías renovables son una tendencia global que responde a dos cuestiones que en la actualidad preocupan a la humanidad: el cambio climático y la disminución en las reservas comprobadas de petróleo a nivel mundial.


A ese proceso se ha sumado el país con proyectos específicos para las condiciones locales. Uno de ellos, es el planteado en la Ciudad de México por un grupo de la Universidad Iberoamericana (UIA), en el que se propone emplear desechos (biomasa) orgánicos de mercados para la obtención de etanol.

Un ejemplo es el de la Central de Abasto del Distrito Federal, que genera de 500 a 600 toneladas diarias de residuos orgánicos, de los cuales un mínimo porcentaje es empleado en composta y el resto acaba en el basurero.

De allí que los investigadores universitarios hayan decidido darle un mayor uso a esos desechos, al generar etanol a partir de ellos.

“Los vegetales maltratados o que no están frescos dejan de ser útiles para comercializarlos, hay gente que los recoge y los consume, pero fuera de ello no se les daba mayor uso. De modo que nosotros almacenamos los desperdicios de flores, hortalizas, frutas y verduras, y los usamos en nuestra investigación”, explicó la maestra Lorena Pedraza Segura, líder del proyecto.

La investigadora comentó que al tratarse de residuos disímiles, el reto es caracterizar la biomasa, debido a que la composición de la mezcla de cada lote cambia de acuerdo a la temporada de cosecha, pues mientras en un periodo del año se recolectan más desechos de hortalizas o verduras, en otra destacan los de fruta.

El proceso consiste en identificar los componentes químicos de la biomasa, entre los que se encuentran carbohidratos simples como polímeros. De estos últimos, son aprovechados la celulosa y hemicelulosa (las paredes de células de tejidos del vegetal) para la obtención de etanol.

Una vez identificados los polímeros (celulosa y hemicelulosa) que interesan a los investigadores de la UIA, rompen su estructura con ayuda de enzimas a fin de obtener partes más sencillas de sus compuestos, y les sea más fácil fermentar las levaduras para obtener el etanol.

Los procesos por los que se fermentan ambos polímeros de los desechos son distintos, y en consecuencia, se emplean diferentes tipos de levaduras.

De hecho, “las investigaciones alrededor del mundo están dirigidas a la celulosa y a su fermentación con cierto tipo de levadura. Al aprovechar también la hemicelulosa en la obtención de alcohol le agrega valor a nuestro proyecto”, expuso Pedraza Segura.

En paralelo a la obtención de etanol a partir de desechos, el grupo de investigación de la UIA también realiza investigación para generar microorganismos (enzimas) capaces de degradar los polímeros de la biomasa y de esa forma, reducir los costos del proceso.

Así, pretenden incrementar la viabilidad económica de escalar ese proyecto a niveles comerciales.

Cabe señalar que la investigación es apoyada por el Conacyt y el Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal, a través de los Fondos Mixtos, y de acuerdo con la líder del proyecto se trata de un proceso que puede replicarse en cualquier estado de la República, ya que en los mercados se generan altas cantidades de desechos orgánicos. (Agencia ID)

Fuente: informador

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