miércoles, 3 de marzo de 2010

Marea gigante arrasa pueblo de Dichato

Todavía ayer, dos días después del terremoto de 8.8 grados que asoló el Centro y Sur de Chile, los habitantes de Dichato no pueden creer que su pequeño pueblo costero, situado a 38 kilómetros de Concepción, dejó de existir arrastrado por una ola.

El escenario supera lo dantesco: las casas están desplazadas a más de 700 metros de su ubicación original.





El suelo parece un mosaico en el que con dificultad se diferencian las baldosas de la arena arrastrada desde el mar, las habitaciones succionadas y vueltas al revés, y más de media docena de barcos y lanchas encajadas entre las viviendas derruidas.

Dichato es hoy una planicie repleta de escombros y miradas estupefactas, con 26 muertos confirmados, un número indeterminado de desaparecidos y más de 80% del pueblo bajo las ruinas.

El ministro de Defensa, Francisco Vidal, había dicho el domingo durante una rueda de prensa que la marina (armada) erró al no alertar el maremoto.

Sin embargo, varias localidades costeras fueron arrasadas luego por lo que finalmente las autoridades admitieron que fue un tsunami.

Algunos residentes de este remoto poblado en el Sur de Chile se quejaron ayer de que las autoridades no les avisaron que un tsunami era inminente tras el devastador terremoto del sábado.

“En la radio la autoridad marítima dijo que no había tsunami, pero el mar se arrojó”, dijo Rogelio Reyes, quien vivía en una esquina de la calle principal de Dichato. Dijo que toda la parte delantera de su casa se derrumbó por el terremoto y que su esposa e hijos pensaban que estaban a salvo, hasta que un grupo de adolescentes ebrios corrieron desde la playa gritando que se avecinaba un maremoto.

“Aquí no fueron olas gigantes, aquí fue una marea gigante”', agregó Reyes.

El agua retrocedió al mar y luego volvió con una marea alta de unos 20 metros, inundando viviendas y arrojando vehículos por las calles. En algunas zonas se veían pilas de automóviles, uno encima de otro.

Pelluhue corrió la misma suerte

Carlos Mesa, quien cumplió 47 años el día del sismo, esperó a que el suelo de Pelluhue (pueblo costero de ocho mil habitantes) dejara de moverse para salir y arrancar en su automóvil antes que el tsunami se llevara su casa y 250 más tras el terremoto.

Mesa consideró imposible saber cuántos fueron los muertos y desaparecidos, porque en esta localidad y en la aledaña Curanipe había dos campamentos con centenares de personas que disfrutaban el penúltimo día de las vacaciones veraniegas.

Ronaldo González, un habitante de la localidad, dijo que la ola se levantó como una gran pared de entre 10 y 15 metros de altura y penetró unos 600 a 800 metros, asolando la parte baja de Pelluhue. Dijo también que la parte del tsunami penetró por un río que atraviesa Pelluhue y avanzó más de dos kilómetros.

Chile al día


Lula da su apoyo“Brasil hará todo lo posible para que el pueblo de Chile sufra lo menos posible con esta catástrofe", aseguró el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, tras reunirse en el aeropuerto de Santiago con su colega chilena, Michelle Bachelet.

Solidaridad
Argentina, Uruguay, Colombia, Perú y Estados Unidos se comprometieron a enviar rescatistas, médicos, alimentos, agua y hospitales móviles a Chile. Ayer, Michelle Bachelet informó que envió a la ONU la solicitud formal para obtener ayuda humanitaria tras el temblor.

Atrincherados
Cientos de vecinos de Concepción, la tercera ciudad de Chile, se atrincheraron frente a sus casas para defenderlas de los saqueos. Al lugar llegaron más tropas para garantizar la seguridad. El toque de queda se extendió a Talca, Cauquenes y Constitución.

Hay más muertos
Las autoridades contaban 723 muertos, pero la cifra parecía destinada a crecer porque informes indican que hay pueblos costeros arrasados por las olas desatadas por el temblor y que no fueron evacuados a tiempo por una falla de la Marina.

MexicanosLa Secretaría de Relaciones Exteriores de México informa que se ha comunicado con algunas líneas aéreas para organizar un vuelo especial, con el fin de facilitar el regreso de 80 connacionales. El aeropuerto de Santiago de Chile sigue cerrado.

Crónica

Burocracia desesperante


Uno, como turista, sabe que saldrá, tarde que temprano pero volveremos a nuestros países de origen, a nuestros hogares, pese a que el aeropuerto de la capital del país esté cerrado y  pese a las ineptitudes del personal de la Embajada de México en Chile.

A uno como turista varado, lo desespera la incertidumbre de una fecha de regreso cuando apenas, la noche del domingo, las autoridades aeroportuarias anunciaron la probabilidad de un permiso de salida para 17 vuelos internacionales para mañana miércoles.
Y es que sucede que a lo largo del día solamente Aeroméxico dio la cara con la promesa de avisarnos qué seguiría.

La Embajada, además de remitirnos a la aerolínea para conseguir información, nunca volvió a tomar la llamada durante el resto de la tarde. Su sistema de telefonía grabada anunciaba que sus horas de trabajo son de lunes a viernes, de 9:00 a 13:00 horas, como si los terremotos y las necesidades generadas por ellos solamente tuvieran permiso de ser y suceder en ese horario.

La línea aérea, en cambio, se tomó la molestia y absorbió el cargo de las llamadas para convocar a sus pasajeros varados a una reunión informativa el día de hoy por la mañana, para comunicarnos los pormenores de un vuelo que tendrá horarios y condiciones extraoficiales –entre las que están los cambios en el itinerario de salida y posteriores conexiones, y el cargamento de combustible en Antofagasta y no en Santiago-.

Ante el anuncio del Gobierno federal mexicano de que estaría al pendiente de sus connacionales en el devastado Chile mediante la Embajada, no queda más que informarle que la extensión designada por el sistema de grabación telefónica para la “protección a mexicanos”, nunca contesta y nunca contestó.

En fin, todo sea como estas vicisitudes de la diplomacia y la representatividad de México en este dolido país, porque insisto, somos turistas y volveremos a casa más temprano que tarde, en cambio ellos, los chilenos, saben que para reparar lo que les ha pasado con esta tragedia provocada por las fuerzas de la naturaleza, se necesitarán años de esfuerzo, voluntad y disciplina.

Para ellos una expresión de ánimo y un gesto de admiración, ya que en estos días de tragedia se les ha visto con la cara en alto y con un sólido sentido de esperanza.

Fuente: informador

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